¿Te imaginas que el Estado cubriera tus gastos diarios? ¿Seguirías trabajando o volverías a la escuela? ¿Quizás no trabajarías en absoluto? Esta idea se llama Renta Básica Universal (RBU), y es la política social más ambiciosa de nuestros tiempos. En 2017, la RBU ganó impulso en todo el mundo, con primeros ensayos en marcha y más países considerándola como alternativa al sistema de bienestar actual. Pero, ¿cómo funcionaría y cuáles son los argumentos a favor y en contra?
En la actualidad, hay desacuerdo sobre qué es o debería ser la RBU. Algunos la ven como una forma de eliminar la burocracia y los programas de bienestar, mientras que otros la consideran un complemento gratuito para los programas existentes o incluso la quieren lo suficientemente alta como para hacer que el trabajo sea opcional. Nos centraremos en la RBU mínima, suficiente para estar por encima de la línea de pobreza, como los 1000 dólares al mes o 12000 dólares al año en los Estados Unidos.
La RBU sería un modo de redistribuir la riqueza de la sociedad mientras se mantiene intacto el libre mercado. Aunque la idea de dar dinero gratis plantea la pregunta de si la gente simplemente lo gastaría en vicios y dejaría de trabajar, investigaciones desmienten este estigma. Un estudio del Banco Mundial en 2013 demostró que las personas de bajos ingresos no malgastan sus subsidios en tabaco y alcohol cuando se les entrega en efectivo. Contrariamente, estudios sugieren que cuanto más rico eres, más consumirás de estos productos.
Además, las pruebas de la RBU realizadas en Canadá en la década de 1970 mostraron que solo alrededor del 1% de los beneficiarios dejaron de trabajar, mayormente para cuidar a sus hijos. En promedio, la reducción en las horas de trabajo fue inferior al 10%, y ese tiempo adicional se utilizó para metas como regresar a la escuela o buscar empleos mejores.
Si la ociosidad y los vicios no son el problema, surge la pregunta: ¿por qué nuestro actual sistema de bienestar no resuelve la pobreza?
Los programas de bienestar y desempleo a menudo vienen con muchas restricciones. Participar en cursos, solicitar un número específico de trabajos al mes o aceptar cualquier oferta laboral, independientemente de su idoneidad o salario, son condiciones comunes. Estas limitaciones, además de la pérdida de libertad personal, a menudo son una pérdida de tiempo y solo sirven para maquillar las estadísticas de desempleo.
Muchos programas también atrapan a las personas en la pobreza y promueven el comportamiento pasivo. Imagina recibir 1000 dólares al mes, pero si ganas un solo dólar extra, todo se quita. Tomar un trabajo que pague 1200 dólares no solo puede significar perder tus beneficios, sino que debido a impuestos y otros costos como transporte, podrías terminar teniendo menos dinero que antes.
Aquí es donde la RBU marca la diferencia. Al no poder ser cortada, obtener un empleo y un ingreso adicional siempre mejorarían tu situación financiera. En lugar de crear un techo que atrapa a las personas en la pobreza, la RBU crea un piso desde el cual las personas pueden elevarse.
Aunque la RBU presenta una perspectiva prometedora, surgen preocupaciones legítimas. Algunos temen que si se intercambian todos los programas de bienestar por un solo pago, el gobierno podría tener demasiado poder. Los programas individuales son más fáciles de atacar o recortar que una RBU, y un cambio drástico en la promesa de la RBU por parte de políticos populistas podría generar incertidumbre.
Del mismo modo, la RBU no resuelve todos los problemas relacionados con la igualdad. Por ejemplo, en áreas metropolitanas costosas, como algunas ciudades grandes, 1000 dólares al mes puede no ser suficiente, lo que podría llevar a que las personas más pobres se trasladen a áreas más asequibles, aumentando aún más la brecha entre ricos y pobres.
Otra preocupación común es la idea de que si el trabajo ya no es esencial para la supervivencia, las personas podrían abstenerse de realizar trabajos duros, aburridos o desagradables. ¿Quién trabajará en campos, limpiará alcantarillas o levantará pianos si no es necesario para sobrevivir? Sin embargo, la RBU podría proporcionar a quienes realizan estos trabajos el poder suficiente para exigir mejores salarios y condiciones laborales.
¿Es la Renta Básica Universal una buena idea? La respuesta honesta es que aún no lo sabemos con certeza. Se requiere más investigación y pruebas a mayor escala para comprender completamente sus implicaciones. Es crucial pensar en qué tipo de RBU queremos y qué estamos dispuestos a sacrificar para financiarla.
La RBU tiene un potencial enorme. Podría ser el modelo más prometedor para eliminar la pobreza de manera sostenible, reducir la desesperación en el mundo y disminuir el estrés general de la población. Sin embargo, debemos abordar las preocupaciones legítimas sobre su implementación y efectos secundarios.
El financiamiento de la RBU no tiene una respuesta única, ya que cada país es único en términos de riqueza, valores y sistema de bienestar. Eliminar todos los programas de bienestar y utilizar esos fondos libres para financiar la RBU podría ser una vía, aunque podría dejar a muchas personas en una situación peor. Otra opción es imponer impuestos más altos, especialmente a los más ricos, como medida para equilibrar la creciente brecha de riqueza.
En última instancia, la RBU no es necesariamente cara. Según un estudio reciente, una RBU de 1000 dólares al mes en los Estados Unidos podría aumentar el PIB en un 12% en ocho años, ya que permitiría a las personas de bajos ingresos gastar más y aumentar la demanda general.
En pocas palabras, la Renta Básica Universal plantea preguntas importantes sobre la naturaleza del trabajo, la igualdad y la estructura de nuestra sociedad. Aunque aún estamos lejos de tener respuestas definitivas, su potencial para transformar vidas y abordar la pobreza es innegable. La discusión y la investigación deben continuar para que podamos tomar decisiones informadas sobre el futuro de nuestras políticas sociales.