Imaginemos que juntamos la energía de todas las estrellas de un radio de 100 millones de años luz. Miles de galaxias con miles de millones de estrellas. Se toma esta energía y la usamos para detonar la super arma más grande del universo.
No hace falta imaginarlo, ¡ya existe! los denominados brotes de rayos gamma. ¿En qué consisten estos francotiradores cósmicos? y ¿qué pasaría si uno disparara hacia la tierra?
Los rayos gamma son radiación electromagnética, ondas que llevan energía como la luz visible. La luz visible es una diminuta parte del espectro electromagnético, la que pueden ver nuestros ojos. Con baja energía, encontramos ondas de radio microondas e infrarrojos. Y con alta energía, están los ultravioleta, los X y los gamma.
Los rayos gamma son extraordinariamente potentes. Un solo fotón de rayo gamma, tiene más energía que un millón de fotones visibles combinados. Su gran energía hace que los rayos gamma produzcan radiación ionizante, es decir, tan potente como para romper enlaces atómicos.
Algo peligroso para nosotros, ya que la radiación ionizante perturba la delicada maquinaria bioquímica que nos mantiene vivos, como una bala atravesando un reloj. Afortunadamente la capa de ozono de la tierra bloquea los rayos gamma, impidiéndoles pasar y dañarnos.
En la guerra fría, los Estados Unidos enviaron satélites espía capaces de detectar rayos gamma de pruebas nucleares soviéticas en el espacio. Aunque no hallaron bombas, observaron débiles brotes que venían del espacio y duraban segundos. Hasta ahora este podría ser el único descubrimiento científico importante de los satélites espía, al menos que se sepa.
Cómo los astrónomos usan telescopios, que según el tipo de luz logran diferentes hallazgos, estos satélites espías supusieron un nuevo par de ojos. Fueron un misterio durante 30 años, pero al final se descubrió el origen de un BRG, una galaxia a 6 mil millones de años luz. Si se puede contemplar uno a tanta distancia, su energía debe ser enorme y liberar más en un segundo, que el sol en sus 10 mil millones de años de vida. Por eso los BRG son los eventos más luminosos del universo.
Los BRG que acompañan a algunas de las muertes más violentas y cataclísmicas del universo y el nacimiento de los agujeros negros. Existen dos tipos de brotes de rayos gamma: cortos y largos, cada uno con su propio origen.
Los BRG largos duran cerca de un minuto y parece que los crean las supernovas, al colapsar su núcleo para convertirse en un agujero negro. Los BRG cortos duran un segundo y se generan al fundirse 2 estrellas binarias de neutrones.
Durante millones de años sus órbitas se van acercando por ondas gravitacionales, cuando están lo bastante cerca como para tocarse, colisionan y forman un agujero negro. Las supernovas y las fusiones de estrellas de neutrones hacen lo mismo, agujeros negros rodeados de un disco imantado de restos de gas de sus progenitoras.
En estos entornos la rotación crea un campo magnético que produce una chimenea de chorros de partículas calientes, seguramente a la velocidad de la luz. El gas de esta chimenea genera 2 densos chorros de rayos gamma de alta energía, como un arma láser celestial. Y al contrario que en otras explosiones cósmicas, no se expanden y desvanecen, permanecen concentrados y se ven desde mucho más lejos. Ampliar los detalles exigiría demasiadas matemáticas para un artículo informativo básico como este.
Como media se localiza 1 al día. Afortunadamente la mayoría son inofensivos. Todos los detectados hasta ahora venían de fuera de la vía láctea. Demasiado lejos como para dañarnos, pero un BRG cercano podría ser desastroso. Si se produce uno a pocos años luz, podría cocer totalmente la superficie de la tierra o al menos la mitad frente a él.
Aunque también uno más lejano podría terminar con la vida en nuestro planeta y no necesitaría un disparo preciso para matarnos. Si se originara a unos pocos miles de años luz, cuando nos alcanzará tendría una anchura de cientos de años luz y barrería el sistema solar como un tsunami.
Aunque la capa de ozono nos protege, está mejor equipada para ocuparse de los rayos ultravioleta del sol. Un brote de rayos gamma la arrollaría y quedaríamos expuestos a la radiación solar mortal. Como recuperar el ozono mediante procesos naturales tardaría años, el sol tendría tiempo de sobra para achicharrar toda la tierra o al menos para extinguir la vida más compleja.
De hecho puede que ya haya pasado. Se ha sugerido que un BRG podría explicar la extinción de 450 millones de años atrás, cuando desapareció casi el 85% de las especies marinas, aunque es imposible probarlo.
Los brotes de rayos gamma, podrían incluso ser la razón de que no veamos vida en ninguna otra parte del universo. Podrían estar extinguiendo grandes porciones de forma regular. Se apunta a que por su culpa sólo el 10% de todas las galaxias, podría ser habitable para la vida parecida a la nuestra.
Entonces ¿van a matarnos? probablemente no. En una galaxia como la nuestra puede que se produzca sólo un BRG por milenio y para dañarnos tendría que estar cerca y dirigido a nosotros, pero como los rayos gamma viajan a la velocidad de la luz, no sabemos si uno se dirige a nosotros hasta que nos alcance. Quizás uno esté de camino y no lo sepamos hasta que nos alcance y muramos.