En el universo observable, probablemente hay 10 mil estrellas por cada grano de arena en el planeta Tierra. Sabemos que podría haber billones de planetas. Entonces, ¿dónde están todos los aliens? Se trata de la paradoja de Fermi. ¿Nos espera la destrucción o un futuro glorioso?
Desplazarse a otras estrellas es un desafío enorme, aunque posible. Implica poner en órbita y ensamblar enormes cantidades de materia. Un viaje de quizás miles de años, tendría que sobrevivir una población, lo bastante grande como para empezar desde cero. El planeta a descubrir podría resultar menos hospitalario de lo que parecía de lejos. Si construir una nave que pueda superar este viaje es extraordinariamente difícil, una invasión interestelar resultaría imposible.
En la Tierra hay vida desde hace al menos 3 mil 600 millones de años. Vida humana inteligente, desde hace 250 mil años. Pero, sólo llevamos un siglo disfrutando de la tecnología para comunicarnos a grandes distancias. Podrían haber existido poderosos imperios alienígenas, que abarcaron miles de sistemas y existieron desde hace millones de años y quizás simplemente nos los hemos perdido.
En mundos distantes quizás haya impresionantes ruinas deteriorándose. El 99% de todas las especies de la tierra se han extinguido. Es fácil argumentar que este será nuestro destino tarde o temprano. Es posible que la vida inteligente surja, se propague por algunos sistemas y se extinga una y otra vez, pero las civilizaciones galácticas jamás podrían encontrarse.
No hay ningún motivo para asumir que los extraterrestres son iguales a nosotros o que aplican nuestra lógica. También puede ser que nuestros medios de comunicación sean muy primitivos y están obsoletos. Imaginen sentarse en una casa con un transmisor de código morse y no parar de enviar mensajes a los que nadie contesta, sé sentirían muy solos.
Quizás para las especies inteligentes, seamos indetectables y nos mantengamos así hasta que aprendamos a comunicarnos correctamente. Aunque encontremos aliens quizás sean tan diferentes, que nos resulte imposible comunicarnos inteligentemente.
Imaginen la más inteligente de las ardillas, por más que nos esforcemos no seremos capaces de explicarle como funciona nuestra sociedad. Desde la perspectiva de las ardillas, todo lo que una inteligencia sofisticada como la de esta especie animal necesita para sobrevivir, es un árbol. Por eso que los humanos talen bosques enteros, es una locura. Pero no destrozamos bosques porque odiamos a las ardillas, solo queremos los recursos. Los deseos de las ardillas y su supervivencia no nos importan.
Una civilización de tipo 3 que necesite recursos, podría tratarnos de forma similar y evaporar nuestros océanos para facilitar la recolección de lo que necesiten. Si hay una civilización que quiera eliminar a otras especies, es más probable que su motivación sea más cultural que económica.
En cualquier caso resultaría más eficaz automatizar el proceso mediante el arma perfecta, una sonda espacial auto replicante fabricada con nanomáquinas. Operarían a nivel molecular de forma increíblemente rápida y mortal, serían capaces de atacar y desmantelar cualquier cosa en un instante.
Sólo necesitarían cuatro instrucciones: uno encontrar un planeta con vida, dos desmontar en componentes todo lo que haya en el planeta, tres utilizar los recursos para construir nuevas sondas espaciales, cuatro repetir. Una máquina apocalíptica como ésta, podría dejar desierta a una galaxia en unos millones de años.
Pero, ¿por qué volar años luz para reunir recursos o cometer genocidio? La velocidad de la luz en realidad no es muy rápida, si alguien pudiera viajar a la velocidad de la luz, necesitaría 100 mil años para cruzar una vez la vía láctea. Y seguramente viajaría más despacio.
Quizás haya cosas más divertidas que destruir civilizaciones y establecer imperios. Por ejemplo, el concepto de “Cerebro Matrioshka”. El cual es una mega estructura alrededor de una estrella. Esta computadora tendría tal poder, que toda una especie podría cargar su conciencia y existir en un universo simulado.
En potencia nos permitiría experimentar una eternidad de éxtasis puro, sin aburrirnos o entristecernos nunca, sería una vida perfecta. Ensamblada alrededor de una enana roja, esta computadora dispondría de energía durante 10 billones de años. Si existiera esta opción, ¿quién querría conquistar la galaxia o contactar con otras formas de vida?
Todas estas soluciones a la paradoja de Fermi presentan el mismo problema. No sabemos cuáles son los límites de la tecnología. Podríamos estar cerca o muy lejos. La super tecnología nos espera. Otorgándonos inmortalidad, trasladándonos a otras galaxias o elevándonos al nivel de los dioses.
Algo que debemos reconocer, es que en verdad no sabemos nada. Los humanos han pasado más del 90% de su existencia como cazadores-recolectores. Hace 500 años pensábamos que éramos el centro del universo. Hace 200 años dejamos de utilizar el trabajo humano como fuente de energía principal. 30 años atrás, a unos y otros nos apuntaban armas apocalípticas por desacuerdos políticos.
En la escala galáctica somos apenas embriones. Hemos llegado lejos, pero aún tenemos un largo camino por recorrer. En los humanos pre-vive el convencimiento de que somos el centro de todo, por lo que es fácil hacer suposiciones arrogantes sobre la vida en el universo. En el fondo sólo hay un modo de descubrirlo ¿verdad?